El reto de influir positivamente en la gente ajena a la minería
Por: Aldo Santillán
En una conversación con un ingeniero civil, experto en administración de proyectos, él se quejaba amargamente de que las empresas no visualizan la importancia de la comunicación para los proyectos de inversión y de infraestructura. Al ser un experto en comunicación, el ingeniero me preguntó sobre ejemplos de industrias donde le dieran importancia a este tema.
La primera en llegar a mi mente fue la minería. Desde mi punto de vista, es uno de los sectores más activos en términos de comunicación con los públicos que afecta directa o indirectamente (o stakeholders como lo preferirían algunos). Las empresas mineras en México han hecho cambios extraordinarios y sustentables en las comunidades donde operan. Y si bien esas acciones corresponden a una responsabilidad social, indudablemente, comunican.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La minería ha tenido y continúa teniendo un gran reto por delante en términos de comunicación. Si bien por un lado han logrado permear positivamente en las regiones donde ejercen su actividad, por el otro, no han conseguido la empatía del resto de la población.
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Son indudables los beneficios sociales y económicos producidos por las actividades exploratoria y productora. Por ello, es imperativo trabajar en mejorar la percepción que la población en general tiene de la minería. Sólo así se conseguirá ya no ver a las mineras como los enemigos, sino como los agentes de cambio que realmente son. Las mineras y mineros destacan por su gran solidaridad, lo cual no fácilmente se ve en otras industrias. Esa coordinación fraterna también deben aplicarla en los esfuerzos para permear en el imaginario de la gente en general que aún no percibe a la minería como la primera industria generadora de bienestar y desarrollo, y eso, es un tema que se resuelve con comunicación.