Por: Ana Laura Muñoz, Secretaria Nacional de Mujeres WIM de México
Uno de los grandes retos que enfrentó la minería en el 2020 a causa de la pandemia fue el cierre de actividades; al no haberse considerado como una actividad industrial esencial.
Muchas reuniones, conversaciones y arduo trabajo de las principales asociaciones mineras, como la Camimex, lograron que después de más de dos meses se permitiera la reanudación de la actividad minera. Uno de sus principales argumentos fueron no solo los miles de empleos directos que el sector representa; sino también los millones de empleos indirectos que genera la minería.
De acuerdo con el Informe de Sustentabilidad 2020 presentado por la CAMIMEX, los empleos indirectos generados por la minería ascendieron a un estimado de 2 millones 274 mil 558. En estas cifras están incluidos los trabajos generados por las PYMES; los cuales se crean al arrancar la exploración y operación de una unidad minera.
El dar servicio a grandes unidades mineras, representa una oportunidad para que se desarrolle un grupo de nuevos empresarios y se contrate un mayor número de personas de la localidad. Las empresas mineras al ser más exigentes con sus proveedores motivan a las nuevas empresas a crecer de manera más ordenada; con desarrollo de productos y servicios de mejor calidad, y con una mejor estructura; la cual permita cumplir requerimientos legales, ambientales y de responsabilidad social.
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La inclusión de las mujeres en la proveeduría ha sido también un importante desarrollo para la industria. De esta manera, se apoya e impulsa la diversidad, equidad y sostenibilidad no sólo dentro de las mineras. En Mujeres WIM de México tenemos como objetivo el desarrollo de las mujeres del sector minero en todas sus áreas. Por ello, incluimos mujeres que trabajan tanto en empresas mineras como aquellas que nos desarrollamos en empresas proveedoras e instituciones educativas relacionadas.
Sabemos que en conjunto podemos lograr, recopilar e impulsar acciones que ayuden a un cambio cultural en torno a la inclusión y la equidad de género en nuestra industria. Estas acciones no son solamente la correcta forma de actuar; sino que también contribuyen al éxito a largo plazo de las empresas.
Este éxito se consigue porque con inclusión y equidad de género se cuenta con una mayor base de oferta laboral, mayor rentabilidad y desempeño; una mejora en los indicadores de seguridad y la aportación de beneficios a las mujeres y las comunidades donde las compañías desempeñan sus actividades. Finalmente, todo lo se refleja en una licencia social positiva para su empresa.
Ana Laura Muñoz, Ingeniero Industrial y de Sistemas por el Tecnológico de Monterrey. Cuenta con Diplomado en Desarrollo Gerencial por el ITAM y en Administración de Proyectos por el Tecnológico de Monterrey y el programa de Alta Dirección D-1 por el IPADE. Ha trabajado en diversas industrias como el vidrio y acero en áreas de producción, mantenimiento de bandas transportadoras y recubrimientos donde empezó su relación con el sector minero. En 2018 tomó el curso Entrepreneurship Online Bootcamp del MIT y ese mismo año arrancó operaciones su empresa RAMA Mantenimiento Industrial Total.