El oro volvió a brillar con fuerza en los mercados internacionales. El precio de la onza troy superó por primera vez el umbral de los 4,000 dólares en el mercado de futuros de Nueva York, marcando un nuevo máximo histórico y consolidando una tendencia alcista que ha caracterizado su desempeño durante todo 2025. Con este avance, el metal precioso suma 40 récords en lo que va del año y se encamina a registrar su mejor rendimiento anual desde 1979.
El ascenso del oro ha sido impulsado por un entorno de tasas de interés más bajas, datos económicos débiles y un contexto geopolítico incierto que ha incentivado la compra de activos refugio. Las expectativas de recortes en las tasas de interés en Estados Unidos han fortalecido la demanda por metales preciosos, tradicionalmente considerados una cobertura contra la inflación y la volatilidad financiera.
En el Commodity Exchange (Comex), el contrato más activo del oro cerró con un avance de 0.7%, ubicándose en 4,004.40 dólares por onza. En lo que va del año, el metal acumula una ganancia de 50%, cifra que refuerza su posición como uno de los activos más rentables del momento.
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La perspectiva alcista es compartida por varios bancos internacionales. HSBC, Bank of America y Deutsche Bank prevén que el oro se mantendrá por encima de los 4,000 dólares al cierre del año. UBS incluso elevó su proyección hasta 4,200 dólares por onza, mientras que Deutsche Bank ajustó su estimado para 2026 al mismo nivel. JP Morgan, BofA y Citi coinciden en que el metal dorado podría mantener su impulso hasta 2025, e incluso Goldman Sachs no descarta que supere los 5,000 dólares en los próximos dos años.
El auge actual se suma a un ciclo histórico de ganancias. En 2024, el oro registró un incremento anual de 27%, el mayor desde 2010. Desde entonces, mantiene un rally superior a 250 jornadas por encima del nivel psicológico de 2,500 dólares, consolidando su estatus de “mercado alcista”.
A lo largo de las últimas décadas, el oro ha confirmado su papel como refugio financiero en tiempos de crisis. Superó los 1,000 dólares durante la crisis de 2008, los 2,000 dólares durante la pandemia de 2020. Y los 3,000 dólares en 2025 ante los temores de una guerra comercial global.
Hoy, con la marca de los 4,000 dólares alcanzada, el metal dorado refuerza su reputación como activo de resguardo frente a la incertidumbre económica y política mundial, y su brillo parece lejos de apagarse.
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