julio 14, 2025
Minería

Minería y agua en México: ¿hacia una nueva gobernanza hídrica del sector?

Minería y agua en México: ¿hacia una nueva gobernanza hídrica del sector?

La minería mexicana atraviesa una transformación profunda en su relación con el agua. Bajo un marco legal más estricto y frente a una presión social creciente, las empresas se ven obligadas a optimizar el uso de este recurso, incrementar su recirculación y reducir su impacto en comunidades y ecosistemas.

 

En este contexto, la participación de la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM) resulta fundamental, pues agrupa a técnicos y profesionistas comprometidos con la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías enfocadas en el uso eficiente del agua.

 

Nueva Ley Minera: eficiencia hídrica como mandato

 

A partir de las reformas de 2023, la Ley Minera y la Ley de Aguas Nacionales establecieron reglas más estrictas para las operaciones extractivas: no se otorgan concesiones en zonas con disponibilidad hídrica limitada, y los plazos entre concesiones de agua y mineras se han alineado (30 años prorrogables por 25 más). Además, se prohíbe el uso de cauces naturales como vasos de jales, se exige medir y reportar continuamente el volumen y la calidad del agua, y se prioriza el consumo humano en caso de conflicto. Este entorno regulatorio eleva el estándar de cumplimiento hídrico y obliga al sector a buscar soluciones de alto desempeño ambiental.

 

Tecnología, recirculación y eficiencia

 

Las compañías mineras han respondido con inversiones en infraestructura hídrica y adopción de circuitos cerrados de tratamiento. De acuerdo con datos de la AIMMGM, las tasas de recuperación de agua en algunas minas ya rondan el 70%, gracias a la recirculación y al uso de aguas residuales tratadas. Rubén Del Pozo Mendoza, presidente de la AIMMGM, destaca que gran parte del consumo de agua en el sector proviene de la recirculación (68%), seguido de un 2% de reúso de aguas residuales, 21% de agua subterránea y 9% de fuentes superficiales.

 

Entre las acciones para el buen manejo hídrico se incluyen sistemas de monitoreo en tiempo real, la adopción de tecnologías de desalinización para reducir la dependencia de fuentes frescas y la implementación de plantas de tratamiento. Alrededor de 100 instalaciones de este tipo se encuentran en operación para procesar aguas residuales de comedores, campamentos y, en algunos casos, de municipios cercanos. De esta forma, se busca no sólo minimizar descargas, sino también ofrecer soluciones de abasto y saneamiento a comunidades que antes carecían de estos servicios.

 

Las compañías han respondido con inversiones en infraestructura hídrica. Grupo México asegura recircular más del 76% del agua utilizada en sus operaciones de cobre. Industrias Peñoles reutiliza 54% y utiliza aguas residuales tratadas en 16% del total. Newmont, en Peñasquito (Zacatecas), ha implementado cuatro plantas potabilizadoras para comunidades vecinas, además de distribuir diariamente hasta 600 mil litros por pipas.

 

Torex Gold, en Guerrero, opera la mina Media Luna con un sistema de pozos regulados, represas de captación pluvial y un circuito cerrado de tratamiento. El resultado: operaciones sin descargas a cuerpos naturales de agua, con lodos reutilizados para relleno de excavaciones. La eficiencia hídrica, antes vista como una ventaja competitiva, ahora es condición mínima de operación.

 

 

Casos que reconfiguran el papel del agua en la minería

 

En Sonora, la mina Buenavista del Cobre mantiene una alta concentración de agua concesionada en la cuenca del río Sonora. A una década del derrame de 2014, continúa el litigio por daños pendientes de remediación y la Corte ordenó reactivar mecanismos de reparación. Este episodio ilustra la urgencia de una gestión responsable del agua y de construir legitimidad social.

 

En Zacatecas, Peñasquito ha sido señalada por el presunto agotamiento del acuífero Cedros. Aunque estudios de Conagua indican equilibrio hídrico, las comunidades denuncian la pérdida de norias. La empresa, por su parte, ha optado por medidas de mitigación que combinan infraestructura comunitaria y acuerdos locales, pero los bloqueos siguen siendo un riesgo.

 

En Guerrero, la mina Los Filos enfrenta denuncias por presuntos daños en fuentes de agua, mientras que Media Luna ha destacado por sus convenios comunitarios y un sistema de recirculación que evita descargas a cuerpos naturales de agua. Estas experiencias muestran que la sostenibilidad hídrica no solo depende de la tecnología, sino de la colaboración con las comunidades.

 

El factor social: del conflicto a la corresponsabilidad

 

El acceso al agua se ha vuelto el eje de muchos conflictos socioambientales. Casos como el de la comunidad rarámuri de El Trigo, que ganó un amparo para revocar concesiones por falta de consulta previa, evidencian que sin consentimiento social las operaciones pueden ser suspendidas. En este contexto, la AIMMGM desempeña un papel decisivo al promover la capacitación de sus integrantes y fomentar la concientización sobre la importancia del uso responsable del agua.

 

En la minería contemporánea, la eficiencia en el uso del agua es tan relevante como la aceptación de las comunidades. Las reformas legales han endurecido las condiciones, pero también abren oportunidades para quienes invierten en innovación hídrica y construcción de confianza social.

 

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