La onza de oro cerró este viernes sobre la marca psicológica de los 1,800 dólares, una resistencia clave en el mercado técnico.
El avance del precio del metal dorado sucedió a pesar de que el dólar se fortaleció y el apetito por los activos de mayor riesgo mejoró; justo cuando disminuyen los temores de las consecuencias de la variante ómicron del coronavirus.
En este contexto, en el mercado de Nueva York, el contrato de la onza de oro avanzó 9.50 dólares, es decir, 0.53%, para cerrar en 1,811.70 dólares.
El metal dorado, que en lo que va del año experimenta una caída de 5.5%, escaló a un récord de 2,000 dólares la onza en 2020. En ese momento se benefició de compras generalizadas por el impacto inicial de la pandemia.
El oro es considerado un escudo financiero y un refugio de inversión en tiempos de crisis económicas y tensiones geopolíticas. La volatilidad del dólar en el mercado cambiario y la instrumentación de políticas monetarias en varios frentes también ofrecen soporte a los precios del oro.
La depreciación del billete verde abarata el valor del metal áureo frente a los tenedores de otras monedas; mientras que la caída de los intereses reduce el costo de oportunidad de mantener posiciones en lingotes.
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Ambos factores impulsan la demanda del metal dorado en los mercados financieros y, por ende, la cotización del oro.
Asimismo, analistas estiman que el precio de oro podría cerrar el año sobre la marca de los 1,800 dólares, a la espera de conocer el impacto real de la variante Ómicron en la temporada de festividades y encuentros familiares.
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