El precio de la onza de oro se replegó el lunes por tercera jornada consecutiva en el mercado de Nueva York, presionado por la fortaleza del dólares. Sin embargo, el metal dorado aún oscila cerca del nivel de los 2,400 dólares.
Los inversores digieren con cautela la noticia de que el presidente estadounidense Joe Biden abandonó la carrera presidencial y respaldó a la vicepresidenta Kamala Harris, a quien le gustaría competir contra el expresidente estadounidense Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre.
Sin embargo, las expectativas de un cese al fuego en la Franja de Gaza y el fortalecimiento del dólar, se han combinado para eclipsar el brillo del metal dorado.
A inicios de la semana pasada, las apuestas de una flexibilización de la política restrictiva de Estados Unidos catapultaron al oro a precios sin precedentes.
La herramienta CME FedWatch indica un 98% de probabilidad de recorte de tasas en septiembre. Mientras operadores ahora anticipan tres recortes de tasas de un cuarto de punto este año. Y es que un ajuste de los tipos de interés estadounidenses hace que las inversiones en renta fija sean menos atractivas que el oro, porque el metal dorado no reduce los ingresos.
En este contexto, el contrato más activo de la onza de oro perdió 0.14% para cerrar en 2,397.10 dólares. El miércoles, el metal dorado escaló a un récord de 2,483 dólares.
Para la firma TD Securities, el oro se estabilizará sobre el nivel de 2,300 dólares en el tercer trimestre de 2024. Mientras, Bank of America estima que el precio del oro podría ascender entre 2,500 y 2,600 dólares por onza en el segundo semestre de 2024. UBS augura que el precio del oro escalará hasta los 2,600 dólares para finales del año.
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Cabe señalar que el precio de la onza de oro experimentó una ganancia semestral de 13.40%, la más amplia desde 2020. Cuando el impacto de la pandemia colapsó la economía global y disparó las compras de refugio. En lo que va del año suma una ganancia de 20%.
Las tensiones geopolíticas y las compras físicas de Bancos Centrales se combinaron –en la mayor parte del primer semestre del año– para impulsar a los precios del oro a máximos históricos.
El oro es considerado un escudo financiero y un refugio de inversión en tiempos de crisis económicas y tensiones geopolíticas.
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