La onza de oro ha retomado atractivo en los mercados internacionales por la nueva variante del Covid-19. La falta de información clara acerca de la transmisibilidad y letalidad de la variante Ómicron está provocando que los inversionistas busquen refugios de inversión.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidades, Jerome Powell, advirtió que la nueva variante del Covid-19 representa un riesgo para el crecimiento económico; así como una amenaza para la recuperación del mercado laboral y reales presiones inflacionarias.
En este contexto, en el mercado de Nueva York, el contrato de la onza de oro se enfila a la marca psicológica de los 1,800 dólares. Este miércoles, en el Commodity Exchange (Comex), el contrato más activo del oro avanzó 7.80 dólares para cerrar en 1,784.30 dólares la onza.
El metal dorado, que en lo que va del año experimenta una caída de 5.85%, escaló a un récord de 2,000 dólares la onza en 2020. En ese momento se benefició de compras generalizadas por el impacto inicial de la pandemia.
El oro es considerado un escudo financiero y un refugio de inversión en tiempos de crisis económicas y tensiones geopolíticas. La volatilidad del dólar en el mercado cambiario y la instrumentación de políticas monetarias en varios frentes también están beneficiando a los precios del oro.
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La depreciación del billete verde abarata el valor del metal áureo frente a los tenedores de otras monedas; mientras que la caída de los intereses reduce el costo de oportunidad de mantener posiciones en lingotes. Ambos factores impulsan la demanda del metal dorado en los mercados financieros y, por ende, la cotización del oro.
Analistas estiman que el precio de oro podría cerrar el año cerca de los 1,900 dólares si la variante Ómicron genera mayores preocupaciones sobre la actividad económica.
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