Se llevó a cabo la II Conferencia de los Océanos en Lisboa, en donde la ONU hizo varios anuncios. Entre ellos se destacan la minería submarina, la protección de las aguas internacionales y la salvaguarda de los corales.
Presión en contra de la minería submarina
Varios países alzaron la voz para exigir que exista una moratoria a la explotación minera submarina. Esto debido a que por el momento no se tienen suficientes datos y conocimiento científico sobre su impacto.
Dentro de la declaración de la Conferencia, dicho tema no ha tenido ninguna mención, pero él ha quedado sobre la mesa.
Palaos fue quien lanzó una Alianza de países que pedirá una prórroga. En ella se contará con la colaboración de la Coalición para la Conservación de las Aguas Profundas, a la cual se unió Fiji y Samoa. Se espera que pronto más Estados se sumen a ella.
Francia es otro que está en contra de continuar con la minería submarina y declaró: «Debemos crear un marco legal que pare la minería en alta mar y no permitir nuevas actividades que pongan en peligro estos ecosistemas.» Por su parte, también defendió al presidente, Emmanuel Macron.
Sin embargo, no fue unánime la moción como lo demostró Chile. Este refrendó en el pleno su solicitud de una moratoria para la explotación minera del lecho marino.
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Se conoce como minería submarina o de aguas profundas, al método por el cual se recuperan minerales del fondo de océano. La profundidad en la que normalmente se realiza este proceso va de los 4500 pies a los 12,000 pies. Se hace en zonas con nódulos metálicos, y áreas que tengan altos niveles de actividad geométrica.
Los recursos que normalmente se obtienen de estas prácticas son metales base y de alta tecnología. Encontramos cobalto, el teluro, el níquel, metales nobles o tierras raras.
